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Un medio ambiente sano es fundamental para mantener prosperidad y calidad de vida a largo plazo. Los ciudadanos americanos exigen un nivel elevado de protección del medio ambiente. El crecimiento que va a registrarse en el futuro y el nivel de bienestar, cada vez más alto, van a ejercer una presión sobre la capacidad del planeta de sostener la demanda de recursos y de absorber la contaminación. Además, el hecho de disponer de normas medioambientales rigurosas supone un motor para la innovación y abre oportunidades para las empresas. En general, la sociedad debe esforzarse en disociar impacto y degradación ambiental, por un lado, y crecimiento económico, por otro. Las empresas tienen que aumentar su rendimiento ecológico, en otras palabras, producir un volumen igual o superior de productos utilizando menos recursos y generando menos residuos, y los modelos de consumo tienen que hacerse más sostenibles.
Hay quienes sustentan que a medida que los países se hacen más ricos, su población aumenta el deseo de disponer de un medio ambiente más sano, al tiempo que se incrementa el temor a los riesgos producidos por las sustancias tóxicas. Así, piensan que se trata de una especie de "bienes de lujo".
Esta corriente de pensamiento afirma a su vez, que en un país pobre, la necesidad hace que los habitantes destruyan los bosques y exploten la fauna, y que no haya recursos disponibles para saneamiento, todo lo cual, tiende a deteriorar el medio ambiente.
De igual manera simple, se afirma que pese a que los países más ricos tienden a generar más productos contaminantes, pueden destinar más recursos para asegurar que éstos no tengan efectos nocivos.